sábado, 25 de junio de 2011

Del invierno nadie se escapa

El noticiero advierte que este será otro día de lluvia, son las doce del día y aunque el cielo se ha puesto gris, aun no es necesario sacar el paraguas, para salir solo necesito llaves y plata; caminar por la calle 57, la que me conduce al Tía, ¡si al Tía! Allí todavía consigo Gudiz, por que hoy es plan de peli y es mucho mejor con Gudiz. Compro Gudiz, snackys de caramelo y dos chocolatinas Jet, de la chiquiticas.

La advertencia del noticiero ahora se hace evidente, un chaparrón de agua cae sobre el medio día en el barrio de Chapinero. Mientras pago mis chucherías en la caja, miro hacia la avenida 13, todos están ataviados con capas, botas y paraguas, caminan afanosos para evitar inundaciones, de las que aquejan a los citadinos, los que viven en el barrio Chapinero, zapatos y medias mojadas y pelos rizados de quienes insisten en ser lacias; yo espero en la entrada del Tía, no por los zapatos mojados y mucho menos porque me preocupe un pelo mas  rizado  ! que más da!, es la gripa que se asoma y no me gusta tener gripa.

Hacia mi izquierda, cruzando la 13, alguien corre despavorido, no tiene botas y mucho menos paraguas, corre ansioso buscando un lugar donde guarecerse de la lluvia; justo en frente del Tía, un Bancolombia con sus puertas abiertas parece ser la esperanza para este pequeño, pero resulto más rápido y eficiente el celador, quien cierra la puerta en sus narices, pues el no es cliente de Bancolombia. Es una rata emparamada a la quien seguramente, su casa una alcantarilla inundada la obligo a salir, desplazada por el invierno. Continúa su correría por la calle 13, hasta que la pierdo de vista.

Pienso en ella mientras camino a casa, ¿abra abandonado a su familia por culpa del invierno? ¿Quién podrá ayudar a este inofensivo ser, en esta ciudad tan mezquina? ¿Cuántos kilómetros más, cuantos desplazamientos y hambrunas aún le quedan por vivir?  Y es que de este invierno, nadie se escapa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario