lunes, 14 de noviembre de 2011

Rastrojos



En la ruina de cadáveres, circulan las sonrisas, petrificadas, austeras.
Lanzaría mi cuerpo sobre este espacio de multitudes;
Para que me desprendan, para que me racionen
Arrancaría mis carnes, para ya no sentir más caricias;
Fríos nocturnos que me taladran
Soles incandescentes que arden.

Arrancaría mis ojos
para que no se ilusionen con colores ni con formas
para que ya no tengan más que mirar
para que no se enamoren

Desgarraría mis piernas
para no andar por los mundos,
para no enviciarme, para no tropezar y enredarme
¡para que no me conozcáis!

¡hasta cuando este rio seco mantendrá viva la ruina!

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