jueves, 1 de febrero de 2018



Mía, la última carta



         

              Hace frío esta noche, piensa que esta sencillez que le acaricia es la tuya, Mía correría con pasos decididos a buscarte manzanas podridas, no, comáis esta noche, déjale, terribles espacios para cantar, es tan impredecible destruir el compás eterno,    tanto que es Mía, tanto que es, de los dos podré, amarte vida podré amarte, tantos patos en el agua, fría esta la noche, la piel está pálida, solo quería mirarte, y complacerse es un vicio niquelado, en el espanto flotando están los patos, todavía amo, Tu vida morirá.

            Una desnudez parecida a las sandías, a las mandarinas, tanto aroma que no suplica, se eleva en una bruma exquisita, llega, hacia ti todo es melancólico y profano, evidénciame tu nervio, ábrete, sexo en la mañana. Clandestina  repite tu nombre lapidado, 

Consumido está el mundo que no  es adagio,  suspiran las gallinas antes de dar a luz,

            todo, todo te da nauseas, te regurgita, placer en la guachola, metida está la bronta,  comerás,                  de mis quehaceres tan tibios poseídos están los dioses, a lo lejos claman tu presencia, cuida de ti, quién te espera en la esquina de siempre, Mía,  suenan ecos profundos de tristeza y zozobra, viven los sedientos de tu mano, sostendré, para seguir  caminos de maíz, espiga, el sol iluminará está clara,  Mía estoy de vuelta ante el espejo, te busca para hundirte, 
estúpido, 
fulgurante gota que se cuela por la grieta de ese espejo, 
siniestropeante simioestravagante, 
mírame.
la uva esta dulce y madura ,oh vino, está sola,
la copa ríe, llora, canta, todos somos cantantes, 
nunca te vi, nunca toque, no existes.

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